Muchas veces la gente me dice: ¡qué valor todo el día con niños! ¡qué
paciencia!.
Sí, sí, no una ni dos personas y la mayoría de ellas mamás y abuelas.
Es por ello, que voy a inaugurar una nueva sección:
¡Qué estaría yo
pensando cuando decidí ser maestra!
1º) Tras las vacaciones de Semana Santa, como todos (no nos
llevemos a engaño), hemos vuelto al trabajo y los coles (niños incluidos) con
caras serias y legañosas.
-¡Han cambiado la hora, muchos días sin rutinas tan estrictas, ni horarios
asfixiantes... (claro, claro...)
y los niños no han sido una excepción, ha habido algún labio tembloroso al
marcharse las familias, caras de circunstancias, ojillos brillantes...
A los diez minutos me estaban diciendo mis chicos lo guapa que estaba
(benditos e inocentes ojos que no ven ojeras, ni legañas, ni manchas, ni
nada), lo que me habían echado de menos, los abrazos enormes, besitos, dibujos
que me han estado preparando en sus ratitos libres....
¡Qué jefe y o clientes os regala esos besos, ese amor incondicional a cambio
de nada??
¿Porqué cuando nos hacemos mayores no nos lo decimos tan a menudo como
ellos?
Está claro, los adultos dejamos por el camino de la madurez demasiadas
cosas.
Bienvenidos pequeños, aunque en casa tengo dos, también yo os he echado de
menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario